viernes, 7 de febrero de 2014

Recetas para alegrar al personal

Tras un intento fallido por conquistar los fogones de MasterChef -y menos mal, porque de haber tenido suerte no me hubiera podido quitar de la cabeza eso de "Manolete, si no sabes torear 'pa' qué te metes"-, he decidido retomar mi afición por la cocina. Ahora, las condiciones acompañan. Una cocina para hacer y deshacer a mi antojo, todo el tiempo del mundo (espero que esto cambie no tardando) y, lo más importante, él para probar todas y cada una de mis creaciones.

La afición no es nueva. Ni fruto del boom de los cocineros televisivos. La cocina me chifla desde que soy bien pequeña. Me encantaba pasar las tardes entre fogones con mi abuela y con mi madre. A veces, cuando no me dejaban meter mano, me conformaba picando perejil y procurando que quedara "bien picadito", como decía mi abuela 'La Conce', de la que os hablaré otro día, porque su flan de leche condensada bien merece un post para él solito. ¡Qué tiempos aquellos! Cuando me aburría, hacía bizcochos y me daba mucha rabia porque, como en casa éramos cinco, duraban un santiamén. Visto y no visto. Hasta calientes nos los comíamos. 

Recetas de cocina para alegrar al personal
Luybaco

Hace unos días, fuimos a cenar a casa de unos amigos. Buenos amigos. Él tiene una mano especial para la cocina y para las letras, pues lo que hace lo redacta con gusto. Ella es amor. Y tacones, claro. Fue ella quien me animó a que volviera a cocinar y a compartirlo en este pequeño gran rinconcito. Dicho y hecho. A partir de ahora, iré compartiendo de nuevo mis aventuras entre fogones. Recetas para alegrar al personal, que no están los tiempos para penas. Y como decía el gran Arguiñano, ricas, ricas y con fundamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario